El pasado martes cuando me disponía a
acostarme las redes sociales me adelantaban lo que el señor Rajoy
diría el miércoles 11 de julio: no tendría paga de Navidad y me
subirían el IVA entre otras lindezas conocidas ya por todos nosotros
a esta alturas.
Desde hace tiempo no hago más que
preguntarme cuál ha sido mi responsabilidad en esta crisis, y la
verdad trato de hallarla para sentirme un poco más tranquilo. Lo
cierto es que no la encuentro, aunque a lo mejor cuando se refieren a
que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades querían decir
que mi vivienda estaba hipotecada y no tenía derecho a ella,
a comprar un coche a plazo y no debía haberlo comprado, a
pagarle unos estudios universitarios a mis hijos y no haberlos metido
por ejemplo de peón albañil, a tomarme unas cervezas con mi
parienta (sí, joder, a tomarme unas cervezas), no sé cuántas cosas
más.
Pero de todo lo anterior deduzco a su
vez que participé en ayudar a la economía del país: en la
construcción, industria automovilística, formación de mis hijos
para que tuviera este país la generación de jóvenes parados más
preparados, industria hosteleras, etc. Y lo que es peor mis cuentas
están en números rojos y el camino que llevan no pintan de otro color.
Entonces, claro, ese es el problema y
el señor Rajoy lo ha sabido ver. Que muchos políticos de su Partido
Popular (Popular me hiere el cerebro, a partir de ahora PP) metidos a
banquero hayan esquilmado las distintas entidades financieras, se lo
hayan llevado calentito y pidamos un rescate para solucionar esa
papeleta ese no es el problema. No te joooo....roba.
Pues nada siguen echándole la culpa a
la herencia recibida, que no digo que no se hubieran hecho las cosas
de otra forma, que particularmente opino que hay unas minas que aún
no se han explotado: Iglesia, empresas con beneficios, sociedades
opacas, y un largo etc. Y entonces se acuerdan de que hay un grupo
fácil de atacar: los funcionarios. Muchos sin conciencia de clase
(así nos va), algunos que se creen una casta superior, otros que
practicaron el matrimonio funcionarial (entre los dos sueldos no hay
tantos problemas) y un largo etc., que hace imposible la unidad
sindical porque encima hay sindicatos de derechas que dicen
defendernos (yo no quiero que me defiendan).
Esta es la triste realidad, pero lo que
la gente no se para a pensar es que somos INDISPENSABLES para que el
Estado funcione y debiéramos de buscar un punto de encuentro (todos)
para llevar a todos los hijos de PP al sitio de donde no debieron de
haber salido.
Una última cuestión: propongo un
concurso de ideas para hacerles la vida imposible a estos hijos de
PP.
Saludos